Siempre tuve mis pies en la tierra y mis ojos mirando al cielo. Siempre estuve entre dos mundos,
viviendo con intensidad mi vida en la tierra y sabiendo que tendría que ocupar
mi lugar en el cielo. Hoy lo sé, mi tiempo en la tierra terminó. Hoy lo sé, es tiempo de mirar al cielo. Mi misión
no termina, mi misión recién empieza ahora, es ahora cuando mi alma brillará
más. Mi alma está lista para su gran misión: Resistir. Mi cuerpo se
entrega, y mi alma resiste.
¿Para que resistir? Resistir para
encontrarse con uno mismo o simplemente para sobrevivir. Resistir es lo
único que nos queda, cuando ya nada nos queda.
Solamente con un amor profundo el dócil presente irradiará luz,
enceguecerá el mail y cesará su karma, tengan fé.
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